LOS AÑOS OCULTOS EN LA VIDA DE JESÚS

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LOS AÑOS OCULTOS EN LA VIDA DE JESÚS

Todavía hoy, en los años 20 del siglo XXI, la historia de los años ocultos en la vida de Jesús sigue siendo una gran desconocida para un gran número de personas, incluso para much@s de quienes dicen ser fieles seguidor@s de su mensaje y de su verdad. La iglesia católica, apostólica y romana, la misma que manipuló, cortó, tergiversó y ocultó conscientemente la vida del Maestro del Amor y de la Paz, con fines religiosos, políticos, económicos y de poder, completamente centrados en sembrar el miedo y manejar la vida a su antojo bajo la amenaza del castigo para quienes no cumplieran sus mandatos, unos que no fueron dictados por Dios, como todavía hoy siguen manteniendo que fue, sino que fueron creados por hombres de mente estrecha y duro corazón, que en nada se parecían, muchos de ellos todavía siguen sin parecerse, a esa figura que tanto decían, dicen, amar y obedecer. Además, y para ejercer un control aún mayor, se convirtieron a sí mismos en los únicos interlocutores válidos entre los seres humanos y la Divinidad, a sabiendas de que en modo alguno es necesario que alguien se sitúe entre medias de lo que llamamos Dios y nosotr@s.

La religión, hasta el presente muy mal entendida y peor practicada, no sólo la católica sino también todas las demás, está mucho más basada en el miedo y el castigo que en el amor, la paz, la sabiduría, la felicidad y todas las demás cualidades de vibración energética elevada que, por otra parte, forman nuestro ADN y están latentes en nuestro ser, desde el momento mismo en que nuestro espíritu y nuestra alma son creados. No obstante esto, y por lo que he estudiado hasta ahora, me atrevo a decir que la católica es una de las tres religiones que más dolor, y derramamiento de sangre, ha causado a lo largo de la historia. Las otras dos serían el judaísmo y el islamismo. Todo lo que termina en ismo es la radicalización de algo que sólo se contempla desde un punto de vista, dejando al margen todos los demás. Esto sucede en cualquier ámbito y no sólo en la religión. También en la economía, la educación, la política… Por cierto, centrarse en el feminismo o el masculinismo igualmente es ser radical y pretender que uno de los dos géneros, que no sexos, ejerza su dominio sobre el otro. Ya hablaré de eso en otro momento.

Uno de los muchos pecados capitales que todavía hoy esas tres religiones cometen, a propósito y no por ignorancia ni inconsciencia, es mantener la idea de que Dios está fuera de nosotr@s cuando, en realidad, no sólo está ahí sino también dentro de todo cuanto existe, y no únicamente de los seres humanos, igualmente en nuestros hermanos minerales, vegetales, animales y, desde luego, otros planetas, sistemas solares, galaxias y universos. Jesús afirmaba justo lo opuesto y también decía que podemos hablar con Dios siempre que queramos, en cualquier lugar y sin necesidad de que alguien medie entre Él y nosotr@s. Otra de esas faltas es la de excluir la realidad que Dios no es sólo Padre sino también Madre, no es sólo energía masculina en su más elevada expresión sino también energía femenina igualmente alta y excelsa. Si los seres humanos hemos sido creados a imagen y semejanza de la Divinidad y entre nosotr@s hay tanto hombres como mujeres, ¿tendría sentido que Dios fuera sólo Padre y masculino? Como es arriba, así es abajo. Como es abajo, así es arriba. Si Dios no tuviera en su esencia ambas energías, ¿podría crear seres que sí las llevaran en sus genes?

Otro asunto que la iglesia católica todavía mantiene en secreto es el relativo a la vida de Jesús durante los treinta primeros años de su existencia. Los textos sagrados que han llegado hasta nuestros días nada mencionan sobre ello. Hablan de su nacimiento, de situaciones acaecidas durante los tres últimos años de su vida y mucho más específicamente de los últimos días, centrándose especialmente en la pasión y la resurrección, haciendo hincapié en la idea de que Jesús murió para salvar al género humano por los pecados que había cometido, usando esa falsedad durante muchos siglos para seguir manteniendo su poder y seguir manipulando a quienes aún creen que la iglesia está salvaguardando la verdad y que lo hace por nuestro bien. Como en todos los grupos humanos, siempre hay quien trata de mantenerse fiel a los mensajes y las enseñanzas originales, sin corromperlos ni manipularlos a su antojo, pero no es lo más común en el ámbito católico, donde todavía los hombres siguen siendo los únicos en poder ser ordenados sacerdotes y donde las mujeres, en su papel de monjas y no de sacerdotisas, siguen estando subordinadas a ellos.

Es verdad que Jesús era hijo de Diosa/Dios, pero ni más ni menos que cualquiera de nosotr@s. En su aspecto de salvador, lo que hizo fue mostrarnos el camino de la salvación, es decir, la trascendencia de lo físico hacia lo metafísico, de la materia hacia el espíritu, de eso que llamamos mal hacia eso que llamamos bien. Nadie, por muy elevad@ y sabi@ que sea, puede salvar a nadie con sus actos y conductas, de la misma forma que nadie puede condenar a nadie por sus propias causas. Cada cual se salva o se condena a sí mism@, entendiendo por salvación vivir y actuar de acuerdo con las leyes divinas y humanas, y por condena hacerlo sin tenerlas en cuenta, a unas o a ambas.

Jesús era inmensamente rico, como correspondía a un heredero de la tribu de David. También lo eran sus padres, pertenecientes a ese mismo linaje, así como igualmente lo era Myriam de Migdal, su más fiel discípula y esposa, y much@s otr@s de sus seguidor@s, que aportaban su riqueza para apoyar la causa del Maestro del Amor y la Paz. Jesús, al igual que muchos de sus parientes y discípul@s, era un gran iniciado en las escuelas de misterios y sabiduría de su tiempo, en las que estuvo estudiando y aprendiendo desde una edad muy temprana y hasta que apareció en la vida pública, con el fin de hacer llegar su mensaje y sus enseñanzas, con el propósito de establecer en la Tierra el Reino de los Cielos que, entre otras muchas cosas, significa establecer el reino del amor, la paz, la alegría, la sabiduría y la riqueza material para tod@s, en vez de que sólo estén disponibles para un@s poc@s. El gran desarrollo personal que sus iniciaciones, estudios y prácticas le proporcionaron, incluidos el manejo de la energía y la capacidad para transformarla, le permitieron realizar esos actos que todavía hoy se siguen llamando milagros y que están al alcance de cualquiera que lleve a cabo los mismos trabajos internos y externos que él realizó. Las mismas cosas que yo haréis y más grandes aún. Jesús estuvo en Egipto, Grecia, India, Tíbet, Sur de Inglaterra…, aprendiendo lo que en aquellos lugares se enseñaba para convertirse en maestr@ e iniciad@, es decir, conocedor/a de la antigua sabiduría, esa que recuerda a los seres humanos su procedencia divina y les muestra el camino para manifestarla y expresarla en la vida terrena.

En la época en la que Jesús nació, existían muchísimas desigualdades, y no sólo en cuanto a la economía, y uno de sus propósitos era reconducir esa situación y devolver las cosas a su sitio. Sabemos que no pudo hacerlo entonces, tal vez no era el momento perfecto para ello, el kairós griego, pero su labor no quedó en tierra muerta. Todo lo contrario, sus semillas estuvieron germinando durante todo este tiempo, haciéndose fuertes bajo el manto amante y nutricio de la tierra, una de las grandes transmutadoras de la vida, y disponiéndose para salir a la luz, florecer y dar frutos. El kairós de esa germinación es ahora, el siglo XXI de la línea del tiempo, el momento en que todo está disponiéndose para que ahora, más que nunca y como nunca antes, suceda lo que ha de suceder: que la Tierra finalmente se convierta en el paraíso que está destinada a ser, con el trabajo y el apoyo de tod@s, eliminando de una vez por todas las barreras que nos separan y desenmascarando a quienes, con el disfraz de buscar nuestro bien y de ser más progresistas que nadie antes, lo único que hacen es seguir manipulando a su antojo todo cuanto pueden: economía, clima, conocimiento, política, ciencia…., para seguir sentad@s en la poltrona y dándose la gran vida a costa de la pobreza e incluso de la vida de otr@s.

Para quienes quieran conocer otros puntos de vista sobre la vida de Jesús, su misión en aquella encarnación y sus enseñanzas, se pueden ilustrar con est@s autor@s: Daniel Meurois, Anne Givaudan, Claire Heartsong, María A. Hernández, Kathleen McGowan, Margaret Starbird, Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln.

¡Dana-ho! ¡Namasté! ¡Ahavá!

María Sánchez-Villacañas de Toro

Psicóloga Colegiada M-02604

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