CREAR, CO-CREAR, POTENCIAR Y ANCLAR LAS CREACIONES

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CREAR, CO-CREAR, POTENCIAR Y ANCLAR LAS CREACIONES

Tod@s, sin excepción, somos seres creador@s. Tod@s, sin excepción, somos hijas e hijos de la Alta Conciencia Cósmica, que muchas personas llaman Fuente, Gran Espíritu, Dios, Tao… No importa de qué forma cada cual se refiera a esa energía primigenia llena de luz, inteligencia, sabiduría y amor que da vida a todo cuanto existe, desde la mota de polvo más diminuta hasta el más grande de los universos, pasando por todo lo demás.

Todos los seres que habitamos la Tierra, incluida ella misma, estamos compuestos por cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra. El fuego es nuestra chispa divina, que de forma permanente arde en la Sancta Sanctorum de nuestro corazón físico y de nuestra chacra cardíaca. El aire es nuestra mente, esa con la que pensamos, imaginamos y creamos el mundo que nos rodea, comenzando por nosotr@s mism@s. El agua son nuestras emociones y sentimientos. La tierra es nuestro cuerpo físico, nuestra biología molecular, y también nuestros actos y nuestra capacidad para materializar todo cuanto, antes de convertirse en material y terrestre, ha pasado por el fuego, el aire y el agua. Dando cohesión a esos elementos está el éter, el akasha de la psicología y la espiritualidad hindú o el campo cuántico de la física cuántica. Cualquiera de estas tres denominaciones se refiere a lo mismo: la energía de luz, sonido y color de la que todo lo demás parte, se construye y vive.

Crear y creer no sólo tienen la misma raíz sino que, además, están tan íntimamente relacionadas, que podríamos decir que son prácticamente lo mismo. Cuando creo en algo, de creer, también lo creo, de crear. Todo cuanto pensamos, incluso de forma inconsciente, contiene energía. Donde depositamos y colocamos nuestro pensamiento, estamos colocando y depositando también nuestra atención y, por consiguiente, lo estamos alimentando. Los pensamientos, de baja y de alta vibración energética, influyen de forma directa en lo que sentimos, siendo nuestras emociones y sentimientos los que alimentan lo que pensamos. Si repetimos una y otra vez los mismos patrones de pensamiento y de sentimiento, así serán nuestras acciones, ya que estarán coloreadas por ellos. Si creo y me creo que soy extraordinaria, inteligente, poderosa, capaz…, aunque como humana que soy pueda equivocarme y me haya equivocado, me sentiré contenta, valiosa y muy bien conmigo misma. Gracias a esos sentimientos de estima, mis acciones y objetivos serán mucho más certeros, coherentes y evolutivos, permitiéndome modificar todo lo que sea necesario y que esté por debajo de la alta vibración y del bien más elevado, tanto para mí como para quienes me rodean y para la Vida en todas partes. Pensar, sentir y hacer de este modo, siguiendo siempre la inspiración y la guía de mi Ser Superior, Alma y Esencia, dará origen y perpetuará los círculos virtuosos en mi vida, permitiendo que todas mis creaciones caminen de la mano, y por el lado de la luz, de la consciencia y de la conciencia, alejándome cada vez más profundamente de sus opuestas.

En mi práctica profesional, en todas y cada una de las áreas a las que me dedico, siempre les digo a las personas que, en vez de enfadarse y luchar para erradicar aquello que ya no quieren que esté en su vida: hábitos poco saludables, actitudes de limitación y carencia de poder interno, creencias obsoletas, energías de baja vibración, relaciones carentes de amor verdadero y un largo etcétera de alternativas, es infinitamente más efectivo prestar atención, enfoque y energía a todo aquello con lo que anhelan vivir y disfrutar: hábitos saludables, actitudes de evolución y expansión, empoderamiento personal, nuevas creencias y modelos mentales, energías de vibración elevada, relaciones sanas y enriquecedoras y todo lo demás que los seres humanos, de cualquier raza, género y condición queremos ver en nuestra persona y en nuestra vida.

Pues bien, para que esto se materialice ante nuestros ojos, primero hemos de crearlo. ¿Dónde? En el campo cuántico de la conciencia. ¿Cómo? Conectando con nuestro corazón, pues ahí está la llave que abre la puerta del Reino de los Cielos, al que sólo se puede acceder con la mirada pura, alegre, cristalina, cantarina y espontánea de l@s niñ@s. Cuando Sananda, más conocido como el Maestro Jesús, bajó de ese espacio superior cuántico, para recordarnos cómo recuperar la alegría y la felicidad perdidas muchos siglos antes, y cómo volvernos a conectar con nuestra Divinidad interior, acudía con frecuencia al ejemplo de l@s niñ@s, no sólo invitándonos a ser como ell@s sino a convertirnos de nuevo en niñ@s. No se refería a que volviéramos a la infancia cronológica, algo por otra parte imposible, sino a la pureza original, a la espontaneidad, la naturalidad, la capacidad para reír y jugar, la creatividad, la alegría y demás características propias de ese tiempo de la vida de cualquier persona. Ser como niñ@s significa también que estamos content@s sin motivo aparente, que estamos permanentemente activ@s, sin apegarnos a las recompensas ni los resultados de la actividad que estamos realizando y solicitando con vehemencia lo que queremos, no de forma caprichosa sino coherente y en plena alineación con las directrices de nuestro ser divino.

Aplicando todo lo escrito a lo que estamos viviendo en el momento presente, y con la intención de darle la vuelta de la forma más inmediata posible, creando la masa crítica suficiente para bajar y anclar en la Tierra lo que ya está creado en el Campo Cuántico de la Conciencia Superior, propongo que nos vayamos, con la imaginación y el pensamiento, a un momento del tiempo donde todo lo que está sucediendo ahora ha desaparecido y, como consecuencia, la humanidad y la Tierra han recuperado la alegría, la paz, el amor, la prosperidad, la abundancia material, la salud, la armonía, la belleza y todas las demás cualidades de vibración energética elevada, esas mismas que, cuando las cultivamos en nosotr@s, transmutan la calidad de nuestra frecuencia y nuestros códigos energéticos, pasándola a una superior. Cada cual puede hacerlo como pueda y sepa, con las herramientas con las que cuente. Lo fundamental es hacerlo con un corazón alegre, cantando, bailando, escuchando música bonita y celebrando que ya sucedió.

En la historia de Peter Pan, cuando a él le cuesta elevarse y volar como ya lo estaban haciendo sus herman@s, el Hada Campanilla le recuerda que tenga un pensamiento alegre y podrá volar igual como ell@s. Cuando consigue tener ese pensamiento de alegría, se asombra viendo cómo, efectivamente, se eleva y puede volar. Eso es lo que propongo aquí y ahora: volar hacia esa dimensión superior en la que la nueva realidad de verdad, amor, paz y bien para toda la humanidad y la Tierra ya está creada, bajándola a la dimensión material en la que nos encontramos y anclándola en el corazón de Gaia, la conciencia planetaria.

A pesar de las apariencias, me inclino más a pensar y sentir que en realidad es gracias a ellas, la Luz ya ganó la partida de naipes. Sí, sí y también. Nada ni nadie, a estas alturas de mi actual experiencia de vida en la humanidad y la materia, va a lograr sacarme de esa creencia, de ese pensamiento, de ese sentimiento ni de esa certeza. Hasta ahora eso no ha sucedido, ni siquiera en los momentos de mi vida en los que no me sentía tan segura de mí, ni confiaba tanto en mi sabiduría interior y mi intuición como ahora confío. De modo y manera que mucho menos podría ocurrir ahora. Sé que el entorno intenta ejercer mucha presión en lo que somos, pensamos y sentimos. Sin embargo, ese intento sólo se convertiría en un hecho si nosotr@s lo consintiéramos. Precisamente, para que eso no suceda y para que tengamos la capacidad de distanciarnos y desapegarnos: mental, sentimental, energética y espiritualmente de esa matriz, llevamos instalada una conexión directa e innata con la Fuente Creadora, que podemos prender en cualquier momento, sólo con decidirlo y decretarlo. No importa si antes no se ha hecho. La oportunidad de comenzar a hacerlo siempre está presente y viva. Es uno de nuestros múltiples y variados derechos de nacimiento, al igual que una de nuestras múltiples y variadas responsabilidades ya que, si nosotr@s no lo hacemos, nadie lo hará en nuestro lugar. Esa conexión no es otra que la llama siempre ardiente que habita en nuestro corazón, la chispa divina y cósmica que en esencia somos.

Y para quienes no cuenten con una herramienta para bajar a la Tierra, y anclar en el corazón de Gaia, la realidad de Amor, Paz, Verdad y Bien que ya fue creada en el Campo Cuántico de la Alta Conciencia Cósmica, aquí propongo una sencilla manera de hacerlo.

Busca un lugar tranquilo y silencioso. Haz varias respiraciones profundas y permanece durante unos minutos atendiendo únicamente a la respiración, que se hará paulatinamente más pausada y rítmica.

Conecta con la Madre Tierra a través de la chacra de la Estrella de Gaia, que está unos centímetros por debajo de las plantas de los pies, sintiendo su fuerza, su sostén, su nutrición y su calor.

Conecta con la Fuente Divina, la Alta Conciencia Cósmica o como quiera que llames a la Energía que todo lo crea y alimenta de forma permanente, a través de la chacra de la Estrella del Alma, que está unos centímetros por arriba de la coronilla, sintiendo su luz, su armonía, su inmenso poder, su inspiración y su protección.

Conecta con tu Yo Soy Superior, a través de la chacra del corazón, para sentir su presencia y guía.

Permanece durante unos instantes respirando de forma profunda y consciente, alimentando estas tres conexiones con la respiración y sintiendo el poder interior que, a medida que lo haces, crece y crece en tu corazón y, desde él, se expande por todo tu cuerpo y por todo tu ser, de arriba abajo, de izquierda a derecha, de fuera adentro.

Ahora, imagina o piensa que estás dentro de una hermosa y potente columna de luz de color blanco muy brillante, con destellos de oro y de plata. La columna luminosa te envuelve por completo y no sólo eso, también se extiende alrededor de ti, en el espacio físico en el que te encuentras, expandiéndose en todas direcciones y creando un campo de luz que, como mínimo, será tan grande como la habitación en que te encuentres.

A continuación, ve al centro de tu mente y de tu frente, justo donde está la chacra del tercer ojo, en el entrecejo, el punto de conexión de tu mente con la Mente Cuántica Universal. Cuando ya te veas, imagines o pienses ahí, visualízate a ti mism@ en un momento del tiempo inmediato en el que te sientes alegre, content@, satisfech@, prósper@, en paz, llen@ de amor y con todas tus necesidades suficientemente cubiertas. No pienses en cómo eso va a suceder. Sólo mantén esa imagen fija en el entrecejo y, mientras, siente y disfruta lo alegre, dichoso y saltarín que está tu corazón. Cuanto más consciente seas de estas sensaciones y sentimientos, más potente y viva se hará la imagen. Y cuanto más pienses o imagines esa realidad, más notarás la alegría en tu corazón. La mente y el corazón, el intelecto y la intuición, son extremadamente potentes y poderosos cuando van al unísono, centrándose en un único propósito y alimentándolo con su energía particular.

Si sientes el impulso de bailar, saltar o moverte de cualquier otra manera, hazlo. Si sientes el impulso de cantar, hazlo. Si sientes el impulso de escuchar esa música que tanto aviva y potencia la llama ardiente de tu corazón, hazlo igualmente. Si sientes el impulso de pintar, dibujar o hacer cualquier cosa con tus manos, adelante con ello. Todas éstas son maneras de conectar con esa realidad más elevada, potenciarla, bajarla a Tierra y anclarla. Tú mism@ eres la Tierra así que, si llevas a cabo estas acciones en ti, también repercutirán en quienes te rodean y tu entorno, desde donde se expandirán más y más hasta llegar al rincón más alejado del planeta y del cosmos, conectando con todas las demás personas, almas y seres que estén vibrando en la misma sintonía, que estén alimentando la misma realidad. No estamos sol@s en este momento de cambio tan trascendental, que no es únicamente para la humanidad y este planeta, sino para toda la Galaxia Vía Láctea e incluso más allá de ella.

Dedica, cada día, todo el tiempo que puedas a realizar esta visualización, manteniéndola viva a lo largo de toda la jornada, mientras realizas tus actividades cotidianas, con la plena certeza en tu mente y tu corazón de que ya se hizo visible y audible ante los ojos y los oídos humanos, recordando siempre que lo que creemos, de creer, es lo que creamos, de crear.

La Luz, el Amor, la Paz, la Sabiduría, la Verdad, el Bien, la Prosperidad…, son la única alternativa posible para toda la especie humana de aquí en adelante. Que así sea porque así será y así es ya, en armonía perfecta y para el más alto beneficio de todos los seres sintientes. Gracias, Gracias, Gracias. Nos amo, rutilantes estrellas del cosmos infinito. Bendiciones y máxima alegría para tod@s.

María Sánchez-Villacañas de Toro

Psicóloga Colegiada M-02604

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