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2020 - PORTAL DE ACCESO A LA QUINTA DIMENSIÓN

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2020

PORTAL DE ACCESO A LA QUINTA DIMENSIÓN

 

                                                                  Cuando en los últimos días de 2019, preparaba mi habitual análisis del año al que, pocas horas después, nos íbamos a incorporar, no me imaginaba que el título con el que bauticé ese escrito: 2020 – El año de la gran transformación y de la energía femenina, haría tanto honor a ese nombre como lo está siendo y, muy especialmente, a la primera parte de él. Puedes leer ese artículo en este mismo sitio web.

                                                                  Ahora, en el séptimo mes de ese anillo gregoriano del tiempo que porta dos números gemelos consigo, soy plenamente consciente del alcance, individual, colectivo, social y planetario que esa transformación está trayendo consigo e impulsándonos a aceptar, honrar y tomar como imprescindibles, los cambios que desde los primerísimos días de 2020 se están produciendo, en todos y cada uno de los países de la Tierra, en todos y cada uno de los seres humanos que la habitamos, en todos y cada uno de los ámbitos con los que nos manejamos aquí, en la experiencia de tercera dimensión y en vías de incorporarnos a la quinta.

                                                                  Antes de que comenzara el siglo XXI, el año 2020, por el que estamos ya transitando, estaba llamado a ser uno de los más significativos y sonoros de dicha centuria, si no el que más. Y no tanto por todo cuanto en él está sucediendo, sino porque es el primero en el que estamos empezando a construir la Nueva Tierra y la Nueva Humanidad, esas que ya no pueden ser sino quintadimensionales, una vez que la matrix de la tercera dimensión ha colapsado y ha iniciado, como no podría ser de otro modo, su propia destrucción. Una destrucción que nada tiene de azarosa ni de casual sino todo lo contrario. Es un acontecimiento causal y perfectamente planificado por la Gran Inteligencia de la que todo nace y que, por su grandeza, nunca se ha permitido jugar a los dados con la vida y, por lo tanto, no comenzará a hacerlo ahora. No tendría sentido alguno que así fuera, aunque a las estrechas personalidades terrestres, dormidas y desconectadas de su alta conciencia cósmica, así les pueda parecer.

                                                                  Estamos viviendo un año histórico, en un planeta que, pese a quien pese, está destinado a dejar de ser el lugar de tercera dimensión que fue hasta 2019, para convertirse en otro de quinta dimensión, y abrir así la puerta a cuantas están más allá de ella. Sobre las dimensiones y su número, como sucede con tantos otros asuntos y conceptos, hay distintas opiniones respecto a cuántas son, y a cuáles son sus características y naturaleza. No voy a entrar aquí en ese tema, porque no es el espacio ni el tiempo para hacerlo. Sólo diré que las dimensiones no son lugares físicos a los que llegar, sino estados de conciencia y de consciencia en los que vibrar, energéticamente hablando, ya que cada una de ellas cuenta con una determinada frecuencia vibratoria y con unos códigos energéticos concretos a los que, sólo quienes logran activar y conservar en su propia energía esa misma frecuencia, pueden acceder. Es algo parecido a las emisoras de radio y los canales de televisión o internet. Sólo podemos acceder a ellos si tenemos un aparato que, además de funcionar adecuadamente y estar conectado a la corriente eléctrica, capte también las frecuencias de las distintas emisoras, y pueda traducirlas a palabras e imágenes que la mente racional pueda entender y los sentidos físicos percibir.

                                                                  Todo lo que estamos viviendo, y todo lo que nos queda por vivir durante los próximos meses de 2020, el año portal de acceso a la quinta dimensión que estaba destinado a ser y que, efectivamente, está siendo, tiene que ver con ese cambio dimensional que, como consecuencia, traerá muchos otros consigo, preparándonos para todo lo que hemos de saber, vivir, sentir, amar, crear, celebrar… en las próximas décadas, y que es tan inmenso, bello y maravilloso, que no hay todavía suficientes palabras para expresarlo y calificarlo. Comprendo que esto puede sonar exagerado en estos momentos, pero la verdad es que se quedará corto, y no habrá de pasar mucho tiempo para que lo veamos hecho realidad, por mucho que las apariencias muestren ahora otra cosa. Quienes ya hemos pasado de los cuarenta, y much@s de quienes todavía no han llegado a esa edad también, sabemos que en este gran teatro del mundo que la vida es, las apariencias suelen ser engañosas, y que eso que pensamos que algo o alguien es, justo es lo que no es y a la inversa, lo que creemos que nunca podrá ser, pasado un tiempo acaba por convertirse en una realidad tan sonora y visible que nadie puede negar. Como se suele decir, tiempo al tiempo, y espacio al espacio.

                                            En esta página del año en que nos encontramos: 15 de julio del calendario gregoriano y Estrella Autoexistente Amarilla del maya, ya celebrados los cumpleaños de Norteamérica y de Francia, dos países planetariamente reconocidos por la defensa de la libertad, conocemos de sobra cómo y dónde comenzó la gran transformación a la que me estoy refiriendo y que, como no podría ser de otro modo, nos está transformando a tod@s, en distinto grado y de distinta forma, es cierto, pero a tod@s en general. Es completamente lógico que así sea, ya que todas las almas y conciencias cósmicas que estamos encarnadas en la Tierra en el tiempo presente, acordamos estar aquí en este preciso momento, con la intención de participar en la gran fiesta que está teniendo lugar, no sólo en este maravilloso y multicolor planeta, sino en toda la galaxia e incluso más allá de ella, puesto que estamos siendo el centro de atención de todos esos mundos, al igual que de los seres de luz y buena voluntad que los habitan, hermanos todos ellos de la raza humana que, en realidad, es más galáctica, cósmica y divina que terrena. Sí, tal como lo estás leyendo. Somos, literalmente, polvo de estrellas, o semillas estelares, si esa expresión te gusta más, provenientes muchas de lugares tan lejanos que la mente exclusivamente terrícola no puede ni siquiera imaginar. Formamos parte de una familia galáctica y cósmica. Nuestro linaje se remonta a miles y miles de años, tal vez millones, y hay una enorme expectación en todo el cosmos respecto a nosotr@s, los seres humanos destinados a expresar, en la humanidad y la materia, su procedencia estelar y divina infinita y eterna. Sí, tal cual acabas de leer. En todo el cosmos se está esperando nuestro despertar, nuestra conversión en l@s ciudadan@s galácticos que estamos destinad@s a ser y que, ya sin las demoras y los entretenimientos de antaño, estamos logrando hacer realidad en una buena parte, porque todavía no es algo masivo, aunque con toda certeza lo será.

                                                                  Muchas personalidades terrestres no están dispuestas a llevar a cabo ese cambio, o tal vez sus almas no eligieron antes de encarnarse participar en él y, como consecuencia, se están marchando del planeta para continuar su evolución allí donde sea más adecuado para cada una de ellas, puesto que la vida no termina cuando deja de funcionar la máquina biológica dentro de la cual habita el alma, vehículo de la esencia cósmica, como el cuerpo físico lo es de aquella. Otras muchas están tan dormidas, y han sido adoctrinadas durante tanto tiempo, que les resulta muy difícil pensar por sí mismas, darse cuenta de lo que está en juego y tomar cartas en el asunto, asumiendo su responsabilidad en la creación de la nueva Tierra y la nueva humanidad. Y unas terceras, ni siquiera cuentan ya con una esencia que las habite y las mantenga conectadas a la Fuente de la Vida, ya que ellas mismas se desconectaron, después de mucho tiempo de olvidar lo que son y, sobre todo, de posicionarse en el lado que, lejos de fortalecer y potenciar la vida, lo que realmente hace es alimentar su opuesta, junto con todo lo que la provoca de formas no naturales como, por ejemplo, la prostitución, la droga, la guerra, la usura, la enfermedad, el tráfico de personas, el abuso de menores y otro tipo de atrocidades aún mayores que éstas, que ya son muy graves, y que no voy a mencionar aquí. Internet está plagado de vídeos en los que se explica todo esto, y mucho más con todo lujo de detalles y documentación, para que ya nadie pueda tachar de teorías conspirativas todo lo que, gracias al momento presente, está por fin descubriéndose y viendo la luz.

                                                                  Retomando el propósito de este escrito, que es sembrar una semilla de esperanza, amor, creatividad y nuevos comienzos, voy a referirme ahora a ese que yo llamo diminuto amigo, porque no quiero darle más poder que el que ya se le está dando desde que, en los primeros días de 2020 hizo su aparición en, al parecer, un mercado piscícola de un país asiático por tod@s conocido. Uno que fue, hace muchos siglos, cuna de una gran sabiduría y evolución pero que, corriendo el tiempo, olvidó su origen y se transformó, manifestando desde entonces su lado más oscuro e incierto e fluyendo, de forma más que considerable, en el resto de países con los que se relaciona.

                                                                  Pues bien, como habréis podido suponer, me estoy refiriendo a ese microscópico ser que, de la noche a la mañana, le dio la vuelta a la tortilla, como decimos en España, trastocando todo lo que hasta su llegada llamábamos normalidad, un término que, como su etimología denota, sólo tenía que ver con la norma de vida que individual, colectiva y planetariamente habíamos adoptado y aceptado mucho tiempo atrás, al menos en una gran mayoría, y que nada tenía que ver con lo que es verdaderamente saludable, armónico, amoroso, pacífico, poderoso, responsable y creativo para el género humano, además de serlo también para el resto de las especies con las que compartimos la vida en la Tierra.

                                                                  Decidí llamarlo diminuto amigo porque así es como lo considero y, si voy todavía más lejos, en realidad he de llamarle diminuto hermano, porque eso es lo que ahora, tras unos meses de convivir con su presencia, que desde luego no acepto sea tan peligrosa y grave como los grandes medios de incomunicación y desinformación de masas, confabulados con los dirigentes políticos, económicos, científicos y religiosos, cuya financiación procede de un único bolsillo, han pretendido hacernos creer. Much@s todavía les creen, al igual que much@s ni siquiera les escuchamos, y no sólo ahora sino desde hace años. Estamos en una zona de libre albedrío, así que todas las opiniones y alternativas están permitidas, como también lo están todo tipo de actos aunque, gracias a la Vida, libertad no implica ausencia de responsabilidad y, por consiguiente, cada cual habrá de asumir las consecuencias de sus acciones, tanto conscientes como inconscientes, activas o pasivas, hechas a sabiendas o por ignorancia. La pasividad, la inconsciencia y la ignorancia no nos libran de ser responsables, ya que participar activamente en la vida, ser conscientes y abrirnos al conocimiento está al alcance de tod@s, ahora más que nunca antes en la historia de la humanidad y de la Tierra. Ya no estamos en disposición de marear la perdiz dilucidando si nos tomamos la pastilla azul para seguir durmiendo, o la roja para despertar de una vez por todas y saber todo lo que está pasando, y todo lo que pasó hasta el presente y de lo que no tuvimos ni la más remota idea que estaba sucediendo, o volvimos la cara hacia otro lado para no querer saber y seguir con nuestra vida. Ese tiempo ya pasó. Ahora sólo nos queda actuar, reconectar con la grandeza que somos, recuperar nuestro poder y nuestra fuerza, hacernos cargo de todo eso, y volver a sentarnos en el trono en el que nos corresponde estar, una vez depositada en nuestra cabeza la corona real que nos pertenece como derecho de nacimiento, pero que sólo llegará ahí si nos comprometemos con nosotr@s mism@s y nos preparamos para ejercer como los reyes y las reinas que estamos destinad@s a ser. Justo la corona, física y energética, es lo que nos han querido arrebatar quienes, hace ya varios años, diseñaron y organizaron este juego que ahora, durante el portal hacia la quinta dimensión que es 2020, se está jugando en todo el planeta Tierra y está haciendo participar a toda la humanidad. Nada es casual sino causal y quienes manejaron los hilos terrestres desde hace eones de tiempo lo saben, aunque de cara a nosotr@s lo nieguen y lo tachen de falso, con el único propósito de que no lo sepamos ni usemos a nuestro favor.

                                                                  Pues bien, pensando en ese diminuto amigo y hermano al que antes me referí, hace unas semanas se me ocurrió mirar cuál sería su numerología pitagórica, y me encontré con esto:

 

c: 3

o: 6

v: 4

i:  9

d: 4

3 + 6 + 4 + 9 + 4= 26

26 + 19 = 45

4 + 5 = 9

 

                                                                  Cito a continuación dónde me llevaron estos números, energías todas ellas enormemente significativas de los propósitos para los que entró en escena ese hermano microscópico, cuyo nombre de pila es corona y, sus apellidos: virus y 19.

 

Número 3: Catalizador – Arcano III La Emperatriz – Diosa egipcia Isis – Signo zodiacal Géminis – Casa zodiacal 3 – Tercera esfera del árbol cabalístico de la vida: Binah: Entendimiento – Tercer sendero de dicho árbol: Hokhmah-Binah: Sabiduría-Entendimiento. Kin Maya Akbal: Noche Azul

 

Número 6: Abre caminos–Arcano VI Los Enamorados–Dioses egipcios Sobek y Horus– Casa zodiacal 6 – Signo zodiacal Virgo – Sexta esfera del árbol cabalístico de la vida: Tiféret: Belleza, Ser Superior – Sexto sendero de dicho árbol: Binah-Tiféret: Entendimiento-Belleza. Kin Maya Cimi: Enlazador de Mundos Blanco

 

Número 4: Construcción, materialización–Arcano IIII El Emperador–Dios egipcio Jnum – Casa zodiacal 4 – Signo zodiacal Cáncer – Cuarta esfera del árbol cabalístico de la vida: Jésed: Amor, Misericordia – Cuarto sendero de dicho árbol: Hokhmah-Tiféret: Sabiduría-Belleza, Ser Superior – Kin Maya Kan: Semilla Amarilla. Como este número aparece dos veces, todas sus asociaciones y significados están duplicados. Además, 2020 suma 4, por lo que su sincronía con todo el año es perfecta y profunda

 

Número 9: Fin de ciclo–Arcano VIIII El Ermitaño–Dios egipcio Thot–Casa zodiacal 9– Signo zodiacal Sagitario – Novena esfera del árbol cabalístico de la vida: Yesod: Fundamento – Noveno Sendero de dicho árbol: Jésed-Tiféret: Amor, Misericordia-Belleza, Ser Superior – Kin Maya: Muluk: Luna Roja

 

Número 19: Número Kármico: Revelación de verdades y secretos ocultos- Arcano XVIIII El Sol–Dios egipcio Amón Ra – Sendero diecinueve del árbol cabalístico de la vida: Hod-Yesod: Victoria-Fundamento – Kin Maya Cauac: Tormenta Azul. Por reducción mística, el 19 nos lleva a otros dos números: el 10 y el 1.

 

Número 10: Movimiento y cambio-Arcano X La Rueda de la Fortuna–Dios egipcio Jepri– Décima esfera del árbol cabalístico de la vida: Maljút: Reino terrestre – Décimo sendero de dicho árbol: Jésed-Netsaj: Amor, Misericordia-Gloria – Kin Maya Oc: Perro Blanco

 

Número 1: Nuevo ciclo, nuevos comienzos-Arcano I El Mago–Diosa egipcia Negjbet Madre Mut–Primera esfera del árbol cabalístico de la vida: Kéter: Corona – Primer sendero de dicho árbol: Kéter–Binah: Corona-Entendimiento – Kin Maya Imix: Dragón Rojo

 

                                                                  Además de los sentidos y propósitos que los códigos numéricos de nuestro diminuto hermano nos revelan, hay muchos otros que han llegado a mí en las últimas horas, reflexionando sobre el para qué de su presencia, que considero mucho más trascendente que el por qué. Buscar explicaciones para lo que ya existe no lo elimina en absoluto, e incluso lo hace más fuerte, porque allí donde centramos la atención estamos centrando la energía y, por consiguiente, alimentamos lo que hay. En cambio, cuando buscamos el para qué de un evento o situación, nos estamos centrando en la solución y en las alternativas disponibles para salir de ahí, alimentando con nuestra atención y energía la posibilidad de cambio y abriendo la puerta para que éste suceda. El para qué nos conecta con el propósito y el sentido que todo tiene, nos coloca en la experiencia y la presencia del aquí y el ahora, permitiéndonos aprender y transformarnos, y abriendo la mente y la conciencia a una realidad más amplia y profunda que la que sólo está delante de nuestros ojos y a tan sólo unos metros de distancia.

                                                                  A continuación expongo algunos de los sentidos y propósitos que yo percibo y siento en la situación actual. Todos ellos son de aplicación individual, colectiva, social y planetaria. Estoy segura de que muchas personas ya los conocen y llevan a cabo, al igual que sé que muchas otras todavía no:

 

  1.       Despertar de la consciencia y reconexión con la conciencia, con el ser esencial, alineando con él la personalidad terrestre, para convertirnos en seres humanos de pleno derecho y desarrollar una alta conciencia cósmica
  2.       Aceptar que nuestra esencia es espiritual, cósmica y divina eterna, así que no puede morir, sólo cambia de frecuencia y de dimensión cuando ha llegado al final de cada experiencia humana y terrestre
  3.        Introspección y reflexión
  4.        Pasar de una vida lineal a otra multidimensional
  5.        Cambar las prioridades y los valores
  6.        Vivir el aquí y el ahora con presencia plena
  7.       Disfrutar y agradecer lo que tenemos, en vez de añorar lo que no
  8.        Apertura del corazón al amor genuino, el desapego, la comprensión, el respeto, la libertad, la paz, el equilibrio, la alegría y la opulencia
  9.        Creatividad, creación y co-creación consciente
  10.        Volver a la naturaleza, proveedora de todo cuanto necesitamos para una vida saludable
  11.       Cuidar la salud de: cuerpo, mente, sentimientos, energía, palabras, actos y relaciones, para que la conexión y la comunicación con la conciencia sea más fluida, directa y sencilla
  12.       Respeto por la vida propia y ajena, así como por cualquier forma de vida. Todo es sagrado y merece ser respetado e incluso amado
  13.       Respeto por la oscuridad en la misma medida que por la luz, aunque nos posicionemos en la segunda y trabajemos para ella. En lo más profundo de la luz hay una semilla de oscuridad, al igual que en lo más profundo de la oscuridad hay una semilla de luz
  14.         Pasar del paradigma tiempo-dinero al modelo tiempo-arte
  15.         Reseteo: individual, familiar, colectivo, planetario, económico, político, social, científico, energético y espiritual
  16.         Lograr el equilibrio entre todas las polaridades e integración de sus alternativas
  17.       Sanar todo lo que sea necesario y empezar de nuevo, buscando y practicando lo que es realmente beneficioso para el ser humano
  18.      Reconocimiento y reconexión con la energía femenina, presente en todo y en tod@s, al igual que lo está la masculina. La esencia y el alma son andróginas, y el ser humano también ha de serlo
  19.        Ser conscientes y reconocer el origen y el propósito de la vida en todas y cada una de sus expresiones
  20.        El Cosmos y la Tierra están inseparablemente unidos y es imprescindible respetar los ciclos de ambos, siendo conscientes de que todo viene del cielo y se expresa en la Tierra
  21.      Conocer, integrar y vivir con los Siete Principios Universales, gracias a los cuales podremos crear estructuras de vida más equilibradas, adecuadas y justas para tod@s
  22.      Reconocimiento de que hay vida inteligente más allá del planeta Tierra y de que aquí hay muchas razas de otros lugares del universo desde hace siglos. Algunas de ellas son benévolas y otras no, perteneciendo a estas últimas quienes llevan centurias interfiriendo de forma muy negativa en la humanidad y en el planeta
  23.     Recuperar el conocimiento y la sabiduría perennes de todos los tiempos, mantenidos ocultos y a disposición de un grupo limitado de personas, que los han usado para controlar a la humanidad y beneficiarse de ella
  24.       Conocer, respetar y honrar todos los ciclos humanos: concepción, gestación, nacimiento, vida, trascendencia
  25.        Aceptar la reencarnación como una realidad y como un camino para la evolución permanente de la esencia y del alma
  26.        Cuidar el planeta y a todas sus especies
  27.       Intelecto más intuición, creatividad y sabiduría. Razón más sentimientos. Hemisferio izquierdo más hemisferio derecho
  28.             Reconocer y tener en cuenta los cinco elementos de los que todo se compone
  29.       Encaminarnos hacia la automaestría, la iluminación, la cristeidad y la individualidad. Dejar el rebaño, la manada y la matrix, para entrar en la fraternidad y la quintadimensionalidad
  30.        Aceptar la existencia de lo invisible y ser conscientes de que es ahí donde está el origen y el final de lo visible
  31.      No son necesari@s l@s intermediari@s para hablar con la Fuente Divina y Cósmica de la Existencia. Sólo hemos de estar permanentemente conectad@s a Ella, manteniendo una frecuencia vibratoria alta y un modo de vida íntegro, veraz y congruente
  32.         Autonomía, soberanía, responsabilidad y poder personal
  33.          Análisis, discernimiento, elección, decisión y firme resolución para llevar a cabo lo elegido y decidido
  34.         La transformación interna es la antesala de la externa. Para que la realidad que me rodea cambie, primero he de cambiar yo, dejando marchar lo que ya no sirve ni aporta evolución a mi vida, para concentrar la energía en nuevas construcciones, caminos y alternativas

 

María Sánchez-Villacañas de Toro

Psicóloga Colegiada M-02604

 

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© María Sánchez-Villacañas de Toro (16-7-2020)